La subida del IRPF en España durante 2024 ha marcado un antes y un después en la presión fiscal que sufren millones de trabajadores. Bajo el mando de María Jesús Montero, ministra de Hacienda, y con el respaldo directo del presidente Pedro Sánchez, el Ejecutivo ha elevado la recaudación por este impuesto hasta niveles nunca vistos: más de 129.000 millones de euros, lo que supone el 43,9% del total de ingresos de la Agencia Tributaria.
Este récord no es casual ni resultado de una mejor economía, como pretende justificar el Gobierno. Es la consecuencia directa de una estrategia fiscal diseñada para aumentar ingresos a costa de quienes más contribuyen, mientras se oculta la subida real detrás de términos técnicos y decisiones encubiertas. La subida del IRPF, lejos de ser puntual o justificada, ha sido planificada a conciencia, mediante el rechazo sistemático a deflactar la tarifa del impuesto conforme subían los precios.
Una subida histórica, sin debate ni justificación social
El tipo medio del IRPF ha pasado del 12,9% en 2019 al 14,4% en 2024, el mayor porcentaje jamás registrado. Y lo más alarmante es que esta subida del IRPF se ha producido sin necesidad de aprobar ninguna reforma legal en el Congreso. El Gobierno ha optado por una fórmula que elude el debate democrático: no actualizar los tramos del impuesto conforme al incremento de la inflación y de los salarios.
En la práctica, millones de trabajadores han pasado a tributar más sin haber mejorado su nivel de vida, pagando más IRPF por recibir un salario que apenas compensa la pérdida de poder adquisitivo. Esta estrategia, condenada incluso por el Banco de España, ha sido calificada como un “impuestazo silencioso” por numerosos economistas.
El IRPF, convertido en la “joya de la corona” del sablazo fiscal
La subida del IRPF ha sido la base de una recaudación total cercana al medio billón de euros, el mayor volumen fiscal de la historia de España. Mientras tanto, el IVA aportó el 30,7% de los ingresos y el Impuesto de Sociedades el 13,3%. El resto proviene de impuestos especiales como el tabaco o el alcohol.
Pero es el IRPF, el impuesto que afecta directamente a los trabajadores, el que sostiene el 44% del esfuerzo recaudatorio del Estado. ¿Dónde queda el compromiso del Ejecutivo de “no subir los impuestos a la clase media”? Las cifras hablan por sí solas: la subida del IRPF ha supuesto un auténtico sablazo fiscal para millones de españoles.
Un castigo concentrado en los que más aportan
Lejos de tratarse de una medida equitativa, la estructura actual del IRPF muestra que el 25% de los contribuyentes aportan el 70% de toda la recaudación. La subida del IRPF ha golpeado especialmente a las rentas medias y altas, que ya soportaban la mayor parte del esfuerzo fiscal.
El resultado es un sistema profundamente injusto, que penaliza el trabajo y la productividad, y desincentiva el emprendimiento. Todo ello mientras el Gobierno mantiene un discurso de defensa de los servicios públicos que no se traduce en mejoras reales para los ciudadanos, sino en una administración cada vez más cara y menos eficiente.
Inflación + subida del IRPF = pérdida de poder adquisitivo
El binomio inflación más subida del IRPF ha sido letal para los hogares españoles. A lo largo de los últimos cinco años, los precios han subido de forma sostenida, y aunque los salarios han tratado de compensarlo, el Gobierno ha decidido cargar sobre esas subidas su estrategia recaudatoria, forzando a millones de ciudadanos a tributar como si fueran más ricos, cuando en realidad tienen menos capacidad económica.
Organismos independientes han alertado de que esta fórmula es insostenible a largo plazo. El Banco de España ya estimó que más del 50% del aumento de la recaudación por IRPF entre 2019 y 2023 se debe a esta subida indirecta, provocada por la falta de deflactación.
Sánchez y Montero: del «no subir impuestos» al atraco fiscal
La subida del IRPF contradice abiertamente las promesas de Pedro Sánchez y María Jesús Montero. Ambos dirigentes aseguraron durante la pasada legislatura que no aumentarían la presión fiscal sobre la clase media trabajadora. Sin embargo, los datos oficiales muestran que han convertido el IRPF en el pilar de una estrategia recaudatoria agresiva, diseñada para financiar su modelo de gasto público sin recortes ni reformas estructurales.
La confianza de los ciudadanos en la política fiscal del Gobierno se encuentra en mínimos históricos, mientras las familias sufren para llegar a fin de mes, los jóvenes tienen cada vez más dificultades para independizarse y las empresas encuentran trabas crecientes para mantener el empleo.